El impacto de concervar nuestras raices y culturas

El impacto de conservar nuestras raíces y culturas.

Es importante que le des valor al trabajo y tiempo dedicados a cada producto y pieza artesanal que busques adquirir y que evites el regateo, una mala práctica que se lleva a cabo en muchos lugares, y que además promuevas su compra entre tus conocidos. De la misma manera puedes asistir a lugares donde se realizan eventos o rituales ancestrales.

Las tradiciones y costumbres son importantes tenerlas ya que forman parte de nuestra cultura, nos ayuda a formar lazos mas estrechos con la familia y los miembros de nuestra comunidad, asi como también logramos transmitir la herencia de nuestros antepasados con las festividades.

Las tradiciones son conocimiento vivo y existente. Un conjunto de ideas relacionadas que han permanecido a través de los años. La razón por la que las tradiciones son importantes es que transmiten valores compartidos, historias y objetivos de una generación a otra. Also, ¿Qué se puede hacer para preservar la cultura?

La importancia de conservar nuestro patrimonio.

Conocer su esencia permite a las sociedades desarrollarse intelectual y económicamente. El componente cultural del turismo juega un papel fundamental a la hora de elegir destino. Mantener en buen estado nuestro patrimonio hará que el mundo se quiera acercar a nuestras calles y conocer nuestra historia mientras disfrutan también del sol, la playa y la maravillosa gastronomía que se puede de nuestro país.

Algunos autores han considerado que hay que repensar el patrimonio y sus usos sociales como memoria y factor de progreso. Vinculan el patrimonio a otras redes conceptuales, tales como el turismo, el desarrollo y la mercantilización (Santana 1997; García Canclini 1999; Prats i Canals 2005 y 2006; Fernández de Paz 2006; Lagunas 2007). Porque el patrimonio no es únicamente el pasado, sino que incluye asimismo otros bienes actuales y determinadas formas de vidas de diversos sectores sociales. Por ello hay que tratar de crear condiciones desde la política y el conjunto de la sociedad para que todos los grupos de ella puedan compartir y encontrar significativos los distintos patrimonios. Es decir, se necesita una reconceptualización del patrimonio y de la política cultural. Un proceso de resemantización del patrimonio alejado de su noción elitista. Apenas se han tenido en cuenta los capitales simbólicos de los grupos subalternos y existe una jerarquía de los bienes culturales, que otorga una mayor valoración social al arte que a la artesanía, a la música culta que, a la tradicional, a la medicina científica que, a la popular, a la cultura escrita que a la oral. A tal estado de cosas ha contribuido, también, el hecho de que la memoria popular frente a la oficial es una memoria corta, o contramemoria como quería Foucault, desvalorizada y sin los recursos necesarios para alcanzar ni la profundidad histórica ni el reconocimiento social.

El patrimonio tiene un papel protagonista en nuestra vida desde el primer minuto. Conocemos la historia de nuestro patrimonio más cercano, paseamos por él, y transmitimos esas historias que forman parte de nuestra raíz más profunda cuando nos alejamos y socializamos con gente nueva.

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